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Días del arcoíris: una apuesta política y amorosa


Por: Jennifer Vargas.


“Mi mamá me aseguró que, si yo era lesbiana, ella iba a matar a mi papá, a matarme a mí, y que se iba a suicidar porque no iba a tener la vergüenza de tener una hija lesbiana.”


“Cuando mi mamá se enteró que mi tío me violó durante ocho años por ser bisexual no se molestó con él, sino conmigo.”


“Yo prefiero una hija droga a una hija lesbiana.”1


“Yo no necesito un hijo marica, yo necesito es un hombre que me trabaje el campo.”2


Estos comentarios tan fuertes los siguen escuchando hoy los hijos e hijas en sus hogares, los cuales terminan convirtiéndose en otro espacio donde se ejerce la violencia psicológica para aquellos que se salen de la heteronormatividad y el pensamiento binario. Conscientes de que, en la familia, en la escuela, en el espacio público, en cualquier lugar, muchas personas suelen ejercer violencia y discriminación hacia la población LGBTIQ+, hemos decidido hacer el Festival Días del Arcoíris en el municipio de Andes con el objetivo de celebrar las diversidades y desde un lenguaje amoroso promover la empatía y el respeto por los derechos humanos de las disidencias sexuales.


El festival nace en el año 2021 y ya lleva 3 versiones, los organizadores hemos sido los integrantes del Colectivo Cultural Ikuna y el Colectivo Teatral La Tempestad, sin embargo, hemos tenido grandes aliados del comercio y algunas corporaciones y colectividades. El festival tiene varias líneas de trabajo: la educación, pues se hacen charlas educativas y talleres formativos; y el arte, ya que se generan espacios para diferentes manifestaciones artísticas como el teatro, la música, la danza, entre otros. Además, siempre se hace el evento “Lecturas de colores” donde se comparte literatura con contenido LGBTIQ+ en la que se demuestra que el amor trasciende las barreras y los constructos sociales que se han impuesto a través de discursos hegemónicos y prácticas cotidianas que se normalizan pero que en realidad violentan.


Fotos: Colectivo Cultural Ikuna.


Días del Arcoíris es la posibilidad de entender que el amor no debe ser un derecho negado para algunas personas que lo sentimos y lo vivimos de otra manera. No se deberían hacer juicios sobre el amor cuando la doble moral nos lleva a normalizar otros hechos que son atroces y que sí afectan a la sociedad, pues las vidas trans y en general las vidas de las disidencias sexuales no hacen daño a nadie, el amor en todas sus formas no hace daño a nadie, las violencias hacia esas formas de vida sí. No es justo que la sociedad quiera seguir encasillando, encerrando el amor e invalidando y señalando otras formas de existencia y otras maneras de habitar nuestros cuerpos.


Sabemos que el mensaje que pretende dar el festival y que colocar nuestra bandera en el parque principal o hacer un Carnaval Arcoíris donde caminemos todos y todas aquellas que nos sentimos diversas puede hacer mucho ruido e incomodar a algunas personas, sin embargo, es necesario visibilizar esta lucha, hasta que la dignidad y el amor se hagan costumbre, hasta que ya no tengamos que manifestarnos para exigir lo que ya deberíamos tener por ser humanos con los mismos derechos que cada persona tiene, hasta que dejemos de encasillarnos, señalarnos, hacernos miradas de rechazo; hasta que se vuelva innecesario que los niños, niñas y jóvenes tengan que “salir del closet”, hasta que la sociedad deje de sancionarnos y violentarnos, hasta que se normalice la diversidad pues por ahora ser abiertamente gay, lesbiana, bisexual, trans…es “una apuesta política y amorosa”3.


Es importante mencionar que, aunque hemos visto padres que no permiten a sus hijos e hijas acercarse a ver una danza o expresión artística dentro del marco del festival, o que algunas personas dañan nuestros afiches en los que hacemos difusión del festival; también hemos visto una gran acogida y participación en los eventos por parte de familias, padres, madres, adultos mayores y personas que no se reconocen dentro de la población LGBTIQ+; todo esto nos hace creer que aunque la lucha será larga, sí hay esperanza, sí hay posibilidad de un cambio social, de que Andes, el suroeste y el mundo sean un espacio en el que todas y todos podamos caminar con tranquilidad.


Por último, quiero cerrar con una reflexión:


“Exigir respeto no es ser intolerante.

Opinar no es burlarse o menospreciar a los demás.

Hacer chistes machistas, misóginos, LGBTIFÓBICOS sobre poblaciones históricamente vulneradas no es gracioso.

Ayudarte a reconocer tu ignorancia y falta de respeto no es ser intolerante. Ten muy presente esto antes de emitir alguna ‘opinión’ sobre las personas”4.



Referencias.

1. Investigación “La gente me señala” de Fondo Lunaria Mujer.

2. Padre campesino hacia su hijo gay en el corregimiento de Santa Rita (Andes).

3. Investigación “La gente me señala” de Fondo Lunaria Mujer.

4. Investigación “La gente me señala” de Fondo Lunaria Mujer.


La opinión también hace parte de Conexión Sur.



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