Una jornada de tensión se vivió este jueves 7 de noviembre en varias veredas del corregimiento Tapartó, de Andes, Antioquia. Desde tempranas horas, los habitantes reportaron la aparición de panfletos anónimos que contenían amenazas, en esta ocasión, con un componente particular, pues el comunicado no estaba dirigido a la fuerza pública, la población civil o a un grupo delincuencial organizado, sino específicamente a extorsionistas, expendedores de drogas, violadores y ladrones, anunciando una "limpieza social".
Aunque el panfleto advierte a finqueros y comerciantes del corregimiento de no caer en las extorsiones, el temor se recrudece, ya que en lo que va del año se han registrado varios hechos de violencia en la zona, aumentando la percepción de inseguridad. La aparición de estos panfletos, que no llevan firma de ningún grupo específico, refuerza el temor de que la situación de orden público se deteriore aún más.
Pese a que oficialmente personal de policía manifestó no estar autorizado a entregar información, Conexión Sur supo por parte de una fuente de alta fidelidad que en rápida respuesta a estos hechos se llevó a cabo un operativo en la madrugada que permitió la identificación y posterior captura de dos personas que se desplazaban en una motocicleta y a quienes además se les habría incautado un revólver; acciones concretadas hacia las 2:30 a.m. de este mismo jueves. Las autoridades continúan investigando si estas personas tienen relación directa con la difusión de las amenazas.
Aumentan las llamadas extorsivas
En ocasiones anteriores las autoridades judiciales y de policía han logrado identificar que durante la temporada de cosecha cafetera, la de mayor apogeo económico del Suroeste antioqueño, suelen incrementarse las llamadas extorsivas; sin embargo, a pesar de las campañas de prevención por parte del GAULA de la Policía Nacional, muchas personas siguen cayendo en las diferentes modalidades de estafa y extorsión, y cómo no, pues los delincuentes no solamente están llamando a amenazar, sino que están enviando fotografías recientes de las víctimas y sus familiares, lo que incrementa aún más la sensación de realidad de correr un riesgo, y por ende, lleva a las personas a consignar dinero a cuentas cuyo rastreo resulta difícil identificar de manera rápida por parte de las autoridades.
Frente a esta modalidad, las autoridades han insistido que se trata de delincuentes recluidos en centros carcelarios que cuentan con cómplices en las calles que se encargan de enviarles fotografías a través de servicios de mensajería digital, y estos a su vez, las remiten a sus víctimas. Pese a ello, el temor entre los ciudadanos puede más, lo que lleva a ceder a la extorsión.
Los líderes comunitarios y habitantes de Tapartó han expresado su preocupación por la seguridad de la región y han solicitado mayor presencia y acciones de control por parte de las autoridades para evitar que las amenazas se conviertan en hechos violentos.
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