Por Diego Orrego.
Estudiante Ingeniería Agropecuaria
Universidad de Antioquia.
Seccional Suroeste.
Héroes de montaña es el nombre perfecto para aquellas personas que se vincularon al colectivo de caminantes Anju Waker con el propósito de recolectar los residuos dejados en la zona por quienes dicen llamarse caminantes, en una ruta de 30 kilómetros. Además de aprovechar para conocer la mágica y encantada Laguna de Santa Rita que se descubrió en el año de 1979 a raíz de un accidente aéreo de una avioneta identificada como HK 1593 que procedía de Bahía Solano con rumbo a Pereira, en su interior 5 tripulantes que no lograron conservar su vida, desde este momento empezó el sufrimiento para este paramo pues los que logran o intentan ascender a la cima del cerro Caramanta dejan en medio de este frágil ecosistema pantalones, ropa interior, botas, plásticos de un calibre que asombra, colchonetas, botellas, aerosoles de Gas y cuantas cosas más. Que no deberían estar en el hogar de osos, tigrillos, cusumbos, frailejones, orquídeas, cardos y otros cientos de especies. Es inaudito; pero cierto!! Que la cuna de agua y oxigeno del suroeste la estemos contaminando de esta manera.
El colectivo anteriormente mencionado al mando Juan Gallego, un guía muy experimentado y apasionado por la naturaleza, programó su cuarta jornada ecológica que corren con recursos propios de quienes allí participan. Esta cuarta jornada en el año se da tras hacer 3 anteriores actividades y para mayor desconsuelo en algunos sitios ya limpiados por el colectivo se encontraban nuevos residuos. Por ello el líder del colectivo, tomó la decisión de regresar para cavar unas “caletas” donde se pudiese depositar algunos residuos que nos eran casi imposible de retornar hasta Santa Rita y darles una correcta disposición, también en estos espacios dejamos algunos residuos que pudiesen desintegrarse rápidamente, además Anju Waker llevo más de 10 avisos con mensajes que invitarán a las personas a cuidar este lugar. Se colocó uno en cada helipuerto y sitios de referencia de esta ruta difícil y agreste.
Quizás muchos piensen que es exagerado decir que se encuentran hasta colchonetas y plásticos enormes en esta ruta que es considerada la más difícil de Antioquia; pero es cierto se los voy a narrar yo: Diego Orrego, que pude vivir esta experiencia en un clima tan difícil como el que ha tenido el suroeste todo este año.
Con Anju ya había tenido contacto pues me ha interesado desde niño conocer este lugar, gracias a este ecosistema mi pueblo goza de hermosos ríos y demás afluentes que bañan esta montaña, Anju me dijo que, si me unía a la última jornada ecológica de la Laguna Santa Rita, no lo pensé y empaque. Pero las fuertes lluvias en una zona tan inhóspita y agreste; más de una vez me metieron susto.
Sábado 18 de junio 2022 1 AM. El carro tipo carpati nos dejaba en la terminal de la vereda la soledad, último contacto con la civilización. El chofer dijo que les vaya muy bien. Encendió su motor y se fue desapareciendo en medio de la densa niebla característica de esa zona, no sabía lo que me deparaba. Más con esos nombres que le han puesto a la ruta, el primer reto era cruzar lo que los guías y caminantes han denominado El Colador.
Empezamos a caminar y poco a poco nos alejábamos del ruido de algunos perros y gallos que nos despedían en esa madrugada, en mi mente pensaba: mi cama debe estar caliente y yo por acá mojándome. Cruzamos el “puente” si así se le puede llamar, pues sus tablas están ya consumidas por la humedad y solo queda caminar encima del cable ya oxidado y viejo. Por debajo, el río llamado El Silencio dice aquí estoy yo.
Con más o cerca de 15 kg de equipaje cada uno llegamos a las 6 am al primer helipuerto. Aquí ya terminaba el tal colador que anteriormente les mencioné. Como todo novato de montaña pensé que había pasado lo más difícil y lo demás seria ‘mamey’ como decimos coloquialmente en estas tierras. Pero lo que faltaba era camino pa’ acabar energías y ropa, porque con esa vegetación todo se rasga y ensucia. Pero yo iba hasta feliz porque no había llovido y observaba muchos paisajes no sé si para consolar mi temor de lo que faltaba o en verdad Dios quería enseñarme lo imponente de su creación; yo me inclino por las dos.
Ahora la meta era seguir avanzando en busca de un lugar llamado El Descanso, a eso de las 8 am yo iba lo más de feliz observado unas hermosas cascadas que corrían a lo largo de una montaña y detrás venia una compañera que sería fiel durante casi todo el viaje “la lluvia”. En medio de lluvia, frio y con lodo hasta en las pestañas se cumplió el objetivo.
Seguía el Alto de los Musgos que con ese nombre me decía mucho, después de agarrarme de algunas raíces que parecían darme la mano para avanzar mientras otras atascaban mi ropa y equipaje como queriéndome decir detente o devuélvete; seguí avanzando entre raíces, musgos, helechos y árboles. Después de cruzar cause abajo algunas cañadas llegamos a la orilla del rio el silencio que por fortuna lo golpeaban algunos rayos del sol. En este punto hay un lugar de campamento que estaba infestado de basuras, que triste. Muy contento saque el fiambre que mi querida vieja me había empacado para mi travesía; pero mentiras, con ese cansancio, emparamado hasta el alma. Un arroz frío no le entra a nadie. A esta altura del recorrido ya todo nos pesaba y yo que lleve comida como pa' 15 días o eso dijo el guía.
Ahora continuaba cruzar río arriba por piedras, charcos y más rio. Mientras seguía caminando me encontraba con unos arrumes de leñas raras y enormes que bajaba ese “pequeño río” en ese momento si me asuste porque imagínense que baje una cosa de esas y uno por ahí. No me quedaba si no intentar caminar lo más rápido posible para salir lo mas pronto de allí, esto nos tomó cerca de 2 horas.
Después de terminar la caminata por el río, ya cansados de andar toda la madrugada y gran parte del día, hasta yo que hablo tanto, miraba serio al guía con cara de ¿Anju falta mucho? Pa' preguntas necias respuestas necias: ahora debemos subir el alto del Desconsuelo, ¡ay! gente con ese nombre uno solo dice yo porque me vine por acá. Pero debíamos continuar, este tramo es difícil y además con el cansancio acumulado del día, uno empieza a sacar fuerzas de donde no sabía que tenía, busca cualquier rama o raíz para pegarse y que te ayuden a subir. Llegamos al Alto de la Virgen y que triste: ollas, bolsas, medias, pantalones, botas y cuantas cosas más acompañaban esta fría pero vital montaña. Una ruta tan difícil y hasta allá llegan los dañinos con decirles que hasta una pequeña virgen que llevaron hace mucho tiempo, la quemaron y allá se ubica tostada y negra como si la hubieran asado.
Ya estaba más cerca de conocer la hermosa Laguna que de niño quería conocer. Pensaba yo, mientras el guía pegaba un letrero con un mensaje en esta zona, pero ahora la meta era caminar más rápido pues la noche se avecinaba y todos queríamos descansar y para ello debíamos llegar al sitio llamado La Señal. Así fue y empezamos a caminar de nuevo cruzando unas peñas que ¡ay dios!, chilingueado de un bejuco, una raíz o lo que fuese para pegarme y no dejarme rodar en caso tal, aquí pensaba en las cosas que mamá me decía: no se vaya por allá, por allá llueve todo el tiempo, eso es muy difícil, se va a acordar de mí. Y así fue. La noche llegó y aún caminando, solo debía pensar en la meta, porque la mente es perezosa y empieza a decirte ya no más. Por eso también la llaman una ruta psicológica y empecé a sacar fuerzas de donde no sabía que tenía y a empujar hacia adelante, yo pensaba: ¿el lugar de descanso si existe? ¿Esto si tendrá fin? Un compañero al que siempre le dije 'Tío', porque así le decían, nunca le pregunté el nombre, ¿con que fuerza? Cierto el caso me dijo: "hágale que todo en la vida es pasajero, hasta el momento mas difícil se acaba y esta no es la excepción. Póngale cuidado que el lunes va a decir que si pudo".
A eso de las 6:30 p. m. nos cogió un aguacero que no quiero recordar y pa sumarle, estábamos aún en el famoso alto del Desconsuelo, tocó sacar fuerzas y darle más duro aún y a las 7:00 p. m. llegamos a La Señal. En cuestión de 2 minutos el frío nos puso a tiritar y a temblar los dientes, parecíamos cocodrilos golpeando nuestra dentadura. Se armó la carpa, nos cambiamos, nos metimos en los famosos 'sleepings' y a dormir.
Nunca me había dormido tan rápido les confieso. Ni hambre teníamos. A medida que pasaba la noche sentía que me mojaba y el frío aumentaba, tocaba buscar calor como fuera, hasta pensé en abrazar el guía. Me dieron ganas de orinar, salí de la carpa y nunca en la vida había visto tantos pueblos desde un solo punto de vista, yo que soy tan bueno pal frío y novelero viendo paisajes no pensé en ningún momento en quedarme tan solo un minuto viendo esos pueblos, el frío a esa altura es terrible.
Domingo 19 junio. Muy en la mañana no soportaba el frío, mojado en algunas partes. Empecé con algunos malestares que me decían: a la laguna no vas a ir así. El guía al verme así ni me dijo vayamos, sabía que me complicaría y se fue junto al 'Tío'. Yo quedé con un amigo que conocía la zona, con el fin de recoger carpas para devolvernos. Era triste ver como este lugar también tenía algunas basuras y el guía dijo: "eso ya no es nada hombre Diego, cuando hicimos la primera actividad no había donde poner el camping".
Fotos: Diego Orrego.
El buen Esleider sabía que mi sueño era conocer la Laguna y sabía que significaba eso. Me dijo vamos hasta allí y conoce al menos los frailejones, acepté.
Mi gente ojalá conozcan que es ponerse a las 7 de la mañana un pantalón mojado y frío sumado a las botas tostadas como un chicle viejo. Con mucha valentía me cambié y de la nada se abrió el día y me pegaron unos rayos de sol que me recargaron, nos fuimos a conocer los frailejones y en cuestión de 20 minutos allá estábamos, yo iba tan feliz y recargado, como el momento en que salí de casa. Fue tanto que le dije al compañero: comuníquese con Anju por el radio y dígale que si me puede esperar yo me uno, la respuesta fue negativa, pues ya iban muy adelante. Dentro mío dije: al fin y al cabo, hay mucha neblina y esa laguna no se dejaría ver.
Mi buen compañero Esleider sabía porque había ido yo y me dijo vamos y conoce la avioneta estrellada, acepté.
Una vez llegamos allí pude observar los restos del fuselaje de esa avioneta que ahora no era más que unos pedacitos de lata. Pero me faltaba algo: conocer la bendita laguna.
En medio de la nada y la niebla, entro una voz por el radio que decía: ¿me copian? Y respondió mi compañero: le copio Anju… Anju dijo: Esleider cojan el camino de regreso (laguna-señal) y lleva a Diego a conocer la Laguna mientras nosotros hacemos cumbre en el Caramanta. Mi buen compañero aceptó y nos fuimos a conocer lo que tanto les he mencionado.
Ahora iba más feliz que un caracol con patines. Por mi formación como Ingeniero Agropecuario conozco un poco de vegetaciones y ecosistemas. Estaba en el lugar indicado, en medio de frailejones, musgos, helechos, macollas de pasto y Cardos, este hombre estaba muy feliz. Nos fuimos hablando varios temas y contando historias. A eso de las 11:30 a. m. conocí la hermosa e imponente laguna que con niebla y vientos que vienen del Chocó y Risaralda. Te dan la bienvenida al lugar que pocos logran conocer y más aún pocos intentan regresar.
Yo que llego y la laguna se destapo por cuestión de 15 segundos, después como por obra de algo sagrado. Hasta hizo un poco de sol y la laguna se desnudó ante mis ojos y los de mi compañero, la niebla desapareció por minutos y mi amigo me dijo: "usted si es muy suertudo tener la oportunidad de ver la laguna con el clima que ha hecho". Yo mismo dije: "más de buenas que zorro caído en gallinero".
Foto: Diego Orrego
En esta laguna se observa cómo nace el río Santa Rita y como los frailejones transforman la niebla en agua líquida vital para todos, los musgos absorben la cantidad mayor de agua que pueden, para liberar junto con los Cardos cuando la temporada seca golpea nuestro territorio y así no se sequen los ríos. Se ven algunos comederos de osos que habitan esta reserva (Citará). Ahora debíamos volver.
Después de recoger el campamento y basuras. El guía Anju que le rinde más la caminada se fue adelante para limpiar un campamento y cavar un hueco para depositar los residuos que otros inconscientes dejaron, en mi mente pensaba: este hombre debería ser un 'Andino de Oro'; subir hasta por acá tan lejos a cavar huecos y recogerles la basura a otros: es de valientes y verdaderos seres humanos, de esos es que necesita este país.
La idea era caminar toda la noche, pero se observaba como río arriba llovía intensamente; pésimo escenario para cruzar el río El Silencio que anteriormente les mencioné, por esta razón armamos camping en el Alto de la Virgen y a dormir para madrugar. Esa noche las lluvias fueron fuertes.
Lunes 20 junio 4:00 a. m. recogimos camping, Anju hizo nuevamente un lugar para enterrar basuras, otras las echo en un costal y p’a abajo.
A eso de las 6 a. m. llegamos al río que bajaba bastante aguado, en ese momento sentí un miedo que nunca había sentido, bien malo pa' nadar y ese río que bajaba árboles que necesitarían más de 50 hombres para moverlos, en medio del miedo y de la mano del gran guía que voleaba machete como un súper héroe de monte, buscando viejas trochas para evitar ir rio abajo. Después de 2 horas quizás más, logramos salirnos del río.
Ahora debíamos comer algo y limpiar la basura que allí habían dejado personas que no dejan nada positivo en la montaña. Aquí empieza lo bueno. Subir y subir. Subir era difícil hasta solo, ahora imaginasen con el equipo más un costal acompañado de basura ya bien mojado. Pero la intención era linda y era limpiar el páramo.
Yo ya muy cansado pensaba: este hombre como ha subido 4 veces a bajar residuos y aun así vuelve, es cosas de admirar a él y a quienes lo acompañan. Mi buen amigo Esleider que no se separaba de mi desde que fuimos a conocer la Laguna, aún seguía junto a mí y el sí que traía mayor peso y basuras.
A eso de las 7 de la noche llegamos a la terminal de La Soledad, ya muy cansados, pero con la meta cumplida. Tomamos una moto y nos acomodamos como pudimos y un señor aguacero nos dio la despedida.
Estaba muy cansado, Andes estaba lejos y no tenía en que irme a esa hora, por eso la señora Diana y su esposo Carlos nos ofrecieron comida y dormida como si fuese mi casa, esa noche dormí como un bebe. Gracias de corazón.
La ruta es muy difícil pueden contrastarlo con mi narración, ahora imaginasen ir y regresarse con mucho más peso. Porque unos personajes se les ocurrió dejar su basura en este lugar sagrado. Por ello mis felicitaciones y reconocimientos a Anju quien fue el de la logística e iniciativa y a todos los que participamos en estas actividades ecológicas. Gracias por limpiar el lugar que nos da agua y la casa de osos, frailejones y otros cientos de especies de flora y Fauna.
El mensaje es: el páramo se entrega limpio después de las 4 jornadas en las cuales se retornaron más de 500 kg me aseguro Anju, protejámoslo y regresa contigo tus residuos que la montaña no los necesitara, cuida de la vegetación, zonas hídricas y fauna de la zona. Que muy seguramente no siempre va estar alguien que piense en ir y bajar las basuras que eran tu responsabilidad.
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