Esta serie de palabras, hiladas con alguna coherencia, van dirigidas especialmente a esas personas que al día de hoy están indecisas de cara a elegir el próximo presidente del país. También se escriben con la pretensión de tocar a aquellos abstencionistas, que por desengaño, irreverencia o desconocimiento no ejercen su derecho al voto, y que ojo, solo en Andes representan más del 50% de la gente habilitada para votar.
Y es que, al final, la elección entre los candidatos no debería ser tan difícil. O tal vez sí, si evidenciamos lo difícil que nos ha sido como nación apelar al sentido común. Sé que a estas alturas de la contienda electoral los ánimos están caldeados, llueven insultos de un lado y de otro, hay odio y miedo en un ambiente incierto y hostil. Y todo eso se da precisamente porque nos encontramos en un momento trascendental en la historia reciente del país, la corrupción ha alcanzado niveles inimaginables y han vuelto a la cotidianidad la violencia y miseria que parecía comenzaban a irse.
De un lado tenemos a Gustavo Petro y del otro a Rodolfo Hernández. El primero ha trabajado gran parte de su vida en el Estado y el segundo se ha dedicado al negocio de la construcción. Ambos tienen en común discursos que pretenden acabar con la corrupción, y sí, eso suena muy bonito, pero si nos situamos en la realidad, Petro ha sido uno de los congresistas que más ha destapado escándalos de corrupción en Colombia, por su parte, Hernández actualmente está siendo imputado por corrupción. Volveré a decirlo para que se entienda mejor: Rodolfo Hernández está siendo imputado por corrupción y hoy congresistas de Estados Unidos piden también una investigación en su contra.
Gustavo Petro, durante su gobierno en Bogotá, propició que 500.000 personas superaran la pobreza, Rodolfo Hernández, para llegar a la alcaldía de Bucaramanga les prometió a familias pobres la construcción de 20.000 viviendas, lo hizo estampando su firma y nunca entregó ninguna casa. A Petro le gusta escuchar a la población más pobre y vulnerable, y desde sus iniciativas ha propiciado formas de integración popular que han beneficiado a cientos de comunidades, a Hernández, por su parte, se le ha escuchado referirse a los pobres cual cerdos de engorde, algo así como “un hombrecito pagándome intereses quince años es una delicia” y que “lo mejor es tener gente pobre con capacidad de consumo”. A uno le gusta ayudar a los más pobres, al otro endeudarlos.
A Petro se le ha conocido como una persona que escucha, que se ha sometido a las formas inescrupulosas de medios de comunicación nacional abiertamente vendidos, comprados y pagados por élites corruptas del país. A Hernández todos lo hemos visto como un anciano cascarrabias que se enoja y hace pataleta en cada entrevista que cuestiona sus argumentos. A uno se le ha identificado con la decencia en sus palabras y actuaciones públicas, al otro se le han escuchado los insultos de más grueso calibre, amenazas y hasta agresiones físicas. A Petro se le puede cuestionar, con Rodolfo sabemos bien que no es así.
Y pudiera seguir haciendo esta comparación, pero no, es también tarea suya leer un poco de las propuestas de gobierno de ambos candidatos antes de irse a las urnas. Es su responsabilidad no ir a votar con miedos infundados y cual borregos de potrero. No hay que tragarse entero el cuento ese del castrochavismo y que vamos a volvernos como Venezuela, además no tienen el derecho para hacer campaña con el dolor del que abandonó su patria, sepan que cada que refuerzan ese discurso están jugando con la dignidad del que ahora es su vecino.
Y sí, Petro no es un mesías, y tampoco me gustan las adhesiones de Roy Barreras, Benedetti y otros políticos de cuestionable reputación a su campaña; no soy petrista y jamás he profesado la adhesión a ninguna forma de encasillar mi pensamiento. Ahora, de lo que sí estoy seguro es que no puedo estar del lado de Rodolfo Hernández, pues detrás suyo está toda la cúpula uribista, encabezada por su gamonal y representado en personajes como María Fernanda Cabal, Paola Holguín, Paloma Valencia y Alberto Carrasquilla, sí, el autor de la reforma tributaria del reciente estallido nacional. ¿Lo ve?, la decisión no es tan difícil.
“¡Ah, es que Petro fue un guerrillero! ¿Cómo va a votar uno por un guerrillero?”, bla, bla, bla, se le escucha decir a las personas en las calles. Les recuerdo que Pepe Mujica también lo fue y ha sido uno de los presidentes más exitosos en la reciente historia latinoamericana. No intentemos disimular la falta de empatía con discursos absurdos, admitamos, por una vez, que no nos gusta escuchar a los negros, a las mujeres, a los pobres, a los indígenas, a la población LGBTI, a todo lo que sea diverso y que vaya en contra de ese pensamiento de adoración y respeto perpetuo al patrón que tan bien nos han inculcado en estos pueblos.
Hoy tenemos la posibilidad de ponernos del lado de los menos favorecidos, de bajarnos del puesto de privilegio en el que vivimos. Es un momento histórico para que le reste niveles al egoísmo y al menos vaya a votar. Y que al hacerlo lo haga con conocimiento, pensando no solo en usted o influenciado por retóricas que solo insultan su inteligencia. No es por nada que hoy gran parte de la población, incluso sus seguidores, cuestionan con aires de desagrado los discursos de sus políticos tradicionales. Ya los gobernantes de siempre nos huelen a rancio, y basta con saber ellos a quien apoyan para tomar una buena decisión.
Aquí estas palabras hiladas con cierta coherencia y en las que también van mis sentires. No son pagadas por nadie y la consecución de al menos un voto más en favor del buen vivir será una grata recompensa. Hoy podemos ser partícipes de algo que va más allá de nuestra falsa comodidad, podemos hacer parte del cuidado de los recursos, de un real freno a la corrupción, de poder combatir el hambre y la pobreza, de apostar seria y decididamente por la educación y de abrir espacios reales para comenzar a ESCUCHARNOS Y ENTENDERNOS.
Comparta, convenza y ayude. Votemos bien, decidamos bien, salgamos a votar. Es ahora.
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Por: José Andrés Rubiano. Comunicador Social - Periodista. Productor audiovisual de Laboratorio 13. Aspirante a magíster en Creación y Estudios Audiovisuales de la Universidad de Antioquia.
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