Ha transcurrido un año y una semana desde la tragedia del Centro Educativo Rural La Lejía, en el corregimiento Tapartó de Andes (Ant.), en la que un deslizamiento de arrebató la vida de tres pequeños que allí estudiaban y marcó la existencia, tanto de los demás niños, como de sus familias.
Fue precisamente el pasado 14 de julio que se llevó a cabo un acto conmemorativo en el que logró evidenciarse, que, pese al paso del tiempo, es difícil superar el dolor causado por la tragedia, aunque las familias de la comunidad han sabido sobrellevarlo estando expectantes frente al cumplimiento de la promesa de volver a contar con una escuela.
Al respecto, Natalia Marín Agudelo, secretaria de Educación, Cultura y Deportes de Andes, adujo que se ha hecho todo lo necesario para proceder, pero como en todo proceso de adquisición pública, hay una serie de pasos a cumplir y retos por superar.
"Es importante saber que estamos acompañando a las familias y no hemos cesado en ningún momento. Lo primero fue hallar un lote que fuera avalado por la comunidad. En este paso tuvimos ciertas dificultades para hallar un espacio céntrico y con facilidades de acceso para las comunidades; sin emabrgo pudimos hacerlo", afirmó la funcionaria, quien prosiguió diciendo que el siguiente paso se ha tornado un tanto más complicado:
"Encontramos un lote ideal y a gusto de la comunidad. Inicialmente los propietarios nos pidieron 230 millones de pesos, luego bajaron a 160 millones de pesos. Como entidad territorial, procedimos a hacer el avalúo que arrojó una cifra de 78 millones de pesos. A lo anterior, se sumó el deseo de la familia Trujillo de hacer un donativo de 40 millones de pesos, lo que da un total aproximado de 118 millones de pesos; sin embargo, esta cifra no convenció a los propietarios del lote, por lo que el proceso está en pausa", precisó la secretaria.
Ahora lo que viene es un proceso administrativo por parte de la alcaldía con el fin de poder adquirir a través de herramientas legales el lote elegido por la comunidad, lo que se espera pueda ser logrado antes de que finalice el periodo administrativo actual.
Actualmente, los menores reciben transporte escolar de la vereda al corregimiento, son beneficiarios del plan de alimentación escolar y dan forma al semillero de investigación infantil de la UdeA. Pese a ello, tantos niños como familias sueñan con volver a tener una sede tan propia, digna y amada como lo fue la anterior.
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