Los caficultores están a la expectativa frente a los bajos niveles de floración de cafetales que hoy por hoy se están viendo en sus cultivos, ya que, en años pasados, por esta época, era común ver despuntar los cafetos con florecillas blancas que inundaban los campos con un agradable olor… similar al del jazmín. “Se está corriendo la cosecha”, dicen los más veteranos.
Conexión Sur indagó con una experta en la materia, la doctora Sara María Márquez Girón, intentando conocer el porqué de este fenómeno. “El café para florecer necesita tener estrés hídrico y térmico, o sea que debe estar sometido a bajos regímenes de precipitación y fuera de eso deben presentarse temperaturas altas para que, bajo el estrés, la planta desarrolle el mecanismo de protección de la reproducción”.
Un principio biológico establece que todos los seres vivos, al ver amenazada su propia existencia, procura esparcir su semilla… pero cuando no hay riesgo alguno, simplemente hay tranquilidad y no surge afán de dejar un legado. Las plantas no son ajenas a ese instinto. “Entre la floración y el fruto maduro pueden pasar más o menos unos 8 meses, varía un poco, pero en general es ese periodo. Si en este periodo de enero estamos con alto régimen de lluvias y bajas temperaturas, lo más seguro es que el café no va a florecer, porque no está estresada la planta”. Puntualizó la doctora en Agroecología.
Pese a ello, los caficultores no tienen por qué perder la esperanza, pues las predicciones climáticas dejan entrever una disminución en las lluvias durante el mes de febrero. De hecho, ya llevamos en el Suroeste antioqueño alrededor de 5 días con niveles mínimos de pluviosidad.
Otro factor que amenaza la cosecha es la disminución de aplicación de fertilizantes por el alto costo de estos, de ahí que las condiciones fisiológicas de los cafetos no sean los mejores para el desarrollo de la flor, misma que tras caer, da paso al grano.
Las noticias del Suroeste antioqueño están en Conexión Sur.
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