La temporada de fin de año obliga a que las autoridades intensifiquen sus acciones para evitar el tráfico de flora y fauna silvestre en los municipios del Suroeste. La situación es tal que, en Colombia, el tráfico ilegal afecta a 234 especies de aves, 76 de mamíferos, 27 de réptiles y 9 de anfibios, según el ministerio de Ambiente, lo que lleva a ocupar el penoso segundo lugar en tráfico de especies a nivel mundial.
En Urrao, la policía inició labores de la mano de Corpourabá y la administración municipal para enfrentar este delito. “Adelantamos labores de registro y control con el ánimo de sensibilizar y evitar la comercialización de flora y fauna silvestre en nuestro territorio. Estamos de paso invitando a la comunidad a evitar la compra a esas personas que se dedican a esa comercialización extrayendo a los animales de los bosques”. Afirmó el subintendente Michell Ramírez, encargado de la policía ambiental.
El uniformado resaltó el importante papel que en los ecosistemas que cumplen los animales y reiteró su llamado a la comunidad abstenerse de participar en esta cadena ilegal y que atenta contra la vida. “Estas especies cumplen un papel importante en el ecosistema, son esparcidores de semillas, controladores de plagas y si seguimos degradando los bosques, vamos a degradar también nuestras vidas”.
La Fundación Proaves estableció que la situación del tráfico ilegal es más crítica, "debido a que las personas que trafican con especies biológicas no lo hace con técnicas que garanticen el bienestar de los animales y como se refleja en los casos de decomiso, se encuentran animales desnutridos, drogados, congelados, con fracturas y en general con las consecuencias que implica su transporte clandestino dentro de los aparecen medios inimaginables tales como: motores, carteras, llantas, zapatos o cilindros".
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